

Lo apuntado en el volumen anterior con respecto a los conjuntos salteños (Fronterizos, Chalchaleros) debería extenderse a las dos más grandes personalidades solistas.
Uno, Atahualpa Yupanqui, auscultador de misterios escondidos en valles, llanuras o montañas, criollo en el decir y en la forma de ejecutar su guitarra: «No hay que ser tan quichuista al hablar de la chacarera, hay que serlo al tocarla».
Eduardo Falú, el otro, con vuelo sonoro en las seis cuerdas como hondura en la voz: jerarquía y vocación de estudio en procura de una maestría que el mundo certifica.
Son ellos los cuatro intérpretes que se elevan por sobre los demás: Atahualpa Yupanqui, Los Chalchaleros, Eduardo Falú y Los Fronterizos.
Es Falú, precisamente, quien avala con algunos conceptos de puño y letra la contratapa del primer disco de Los Huanca Hua, quienes aparecieron con una concepción armónica tan novedosa como originales fueron sus arreglos y transgresora la presencia física de los cinco integrantes. Sin atavíos gauchos, floreos guitarrísticos o cadencias provincianas en su acento, pero munidos de un sentido rítmico y un afiatamiento tan llamativo como original.
El 10 de octubre de 1960, Los Huanca Hua debutan formalmente en un baile de carnaval, donde son presentados por Julio Marbiz, ya reconocido como el más representativo locutor del medio.
A los pocos meses registran su larga duración y prácticamente todos los temas forman parte de una gran polémica entre los tradicionalistas y los progresistas del género, que debaten lo que los años se encargaron de incorporar a las líneas menores del anecdotario intrascendente. «El huajchito», «Subo subo», «La patrulla», «Zamba de Navidad» y «El puntiaito» fueron algunos de sus grandes éxitos.
Juan Enrique Farías Gómez, Enrique Urien, Carlos del Franco Terrero, Hernán Figueroa Reyes y Pedro Farías Gómez fueron los miembros originales del grupo. Desfilarían luego Domingo Airala, Raúl Tomas, Chango Manzo, Marián Farías Gómez, Pancho Cabral, Alberto Ratto… todos ellos orientados primero por el Chango (José Enrique) Farías Gómez y, desde su alejamiento, por Pedro, en la actualidad el Farías Gómez director del conjunto.
Exitosos en Cosquín, viajeros del mundo y autores de un estilo faltante, en lo que a grupos vocales e instrumentales se considera: incorporaron los onomatopéyicos que sintetizan armonías sonoras extraídas del teclado del piano «a derecha» y «a izquierda» (explicación rudimentaria ensayada por el Chango Farías Gómez enorme músico intuitivo al intentar definir las técnicas aplicadas).
Con «El huajchito» se acercaron en niveles de co- mercialización a las cifras que sólo ostentaban los clásicos Chalchaleros o Fronterizos, y generaron tal impacto que, puede decirse, produjeron el surgimiento de una infinidad de grupos influenciados por su sentido musical, aunque su estilo nunca pudo ser logrado por otros sin caer formalmente en la imitación.
Por esta misma época surge un nuevo conjunto, de generoso concepto musical, que incluye brillantes armonías y un matiz particular en su estilo, que en el Festival de Cosquín de 1963 fue celebrado para darle el espaldarazo que selló su camino a la consagración: Los Trovadores del Norte. Un muestreo técnico aprobado por los entendidos, voces solistas con calidez criolla y un repertorio con abundante inclusión de modos litoraleños que le facilita al quinteto un ascenso muy rápido. «Puente Pexoa», «El rancho » e la Cambicha” y «Los bichos» son algunos títulos consagrados ju a zambas, milongas, chamamés y algunas obras de cierto contenido reivindicatorio o social, temas que se van a multiplicar cuantitativamente en los años siguientes.
Los Trovadores del Norte tienen, como habrá de observarse en otras muchas historias de conjuntos, escisiones, cambios o alteraciones en su conformación que, no sólo van variando la armonía sonora, sino que en más de un caso- modifican el resultado sustancialmente.
Surgen así Los Auténticos Trovadores -los que mayoritariamente integraron la formación original: Pino, Gómez, Romero, Ferrer-, mientras que Rubin queda en posesión del nombre primario.
El uso y la diferenciación entre los primeros y los herederos, hizo que desapareciera el calificativo, y estos últimos pasaron a identificarse como Los Trovadores, hacedores de otra cantidad significativa de buenas producciones, al tiempo que Los Trovadores del Norte (Rubín y compañía) fueron absorbidos por la desmemoria.


