Una feliz etapa

Foto de la música de Albéniz y la influencia de París en su obra

Una feliz etapa

Desde este momento la actividad de Ajenuz compositor alcanza control. nos bien definidos: la caracteriza un pianista brillante y de salon, de simples matices nacionales utilizados en función coloristica, pero ya sólidamente arrantzale en la escritura y La forma dentro de una tradición europea que ostentaba, además de Listz, el ejemplo de Chopin, por lo menos del Chopin de ciertas páginas al más vigoroso contenido pianístico como las Polonesas y algunos Valses. 

Al aventurarnos en la cronológica del catálogo de Albéniz, podemos observar que desde 1883 —el encuentro con Liszt tiene lugar en el verano de 1880— darán. las más interesantes páginas de ese período en particular los primeros números de la Suite española, como Granado, Cataluña y Sevilla (los otros cinco, Cádiz, Asturias, Aragón, Castilla y Cuba que hoy constituyen la Suite fueron compuestos alrededor de 1890 reunidos después de la muerte de Albéniz), la Rapsodia española para piano y orquesta y los sugestivos bocetos de los Recuerdos de vare y de las Razas características todas páginas que hacen justicia a las precedentes anónimas Mazurkas de salón así como a aquellos Cariosos funerarios retrospectivos que son las Suites antiguas. Y estos son los primeros grandes logros de la música de Albéniz. La felicísima transformación pianística de un acompañamiento de guitarra en Granada (número inicial de la Suite española) según un módulo que alcanzará gran éxito entre los compositores franceses. la fantasmagórica animación mediterránea de los Rumores de la caleta (sexto trozo de los Recuerdas de viera) y el magistral staccato» que da vida a la poderosa imagen de Torre Bermejo (pasina final de la serie de las Piezas características) En el periodo siguiente, aparece en cierto modo la afirmación de estas interesantes premisas o sea de su ya adquirida capacidad de utilizar el acervo nacional en un contexto prismático completamente autónomo Son los momentos de la Segunda Surte española, de las Dos danzas españolas de la serse España formada por seis pequeños fragmentos y de la Zambro granadina.

A fines de 1801 Albéniz se establece en París podría haber sido uno de los tantos peregrinajes de su vida aventurera pero sería, en cambio no Solo la residencia de sus alumnos quince años si el ambiente en que su experiencia de cuerpotor encontraría la más concreta y definitiva afirmación.

Alboma llega a París en el momento en que Debussy presenta al público el Preludio a la siesta de un fauno y es una coincidencia de gran valor simbólico: llega en el momento justo cuando el mundo parisiense alineado en frentes opuestos comienza a vivir la gran etapa de la música francesa.

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