Hablar de la historia de la trompeta significa recorrer todo el camino de la civilización. Tal es la importancia que este instrumento ha tenido en los acontecimientos sociales así como en la evolución de la música presente en la comunidad humana desde la remota edad del bronce, la trompeta tuvo en seguida determinados usos y bien distintas funciones que iban de la simple señal de llamado a la música de las grandes ceremonias civiles y religiosas.
Sus múltiples pero precisas características van delineadas en los textos sagrados de la Biblia.
“Después el Señor habló a Moisés, ‘diciendo hazte dos trompetas de plata repujada. Cuando toques las dos, se reúna toda la comunidad. Cuando toques una sola; se congregaron a tu lado los príncipes (función de llamado). Darás siempre la señal con sonidos de trompeta toda vez que se deba mover el campamento (función militar) Los hijos de Aron, los sacerdotes serán los que toquen las trompetas función sacro-religiosa)
Cuando… vayáis a la guerra contra el enemigo que os atacaré, daréis la señal con sones de trompeta (función heroico-militar). También en vuestros días de fiesta; en vuestras solemnidades tocarán las trompetas cuando ofrecieron holocaustos (función Solemne religiosa t/Mime ros, X, 1-10).
Cada uso de la trompeta (señalador, militar, heroico, solemne o sagra. do) fue más o menos considerado según la época y el grupo de sociedad pero siempre el sentido estético musical fue marcado por la nobleza majestuosidad del sonido de este instrumento.
Transcurridos siglos, mejor dicho, milenios, encontramos, todavía en el siglo XIX confirmados los mismos conceptos expresados en la Biblia: (la trompeta) preside todas las ceremonias y todas las fiestas, declara la guerra. da la señal del combate, suena durante la retirada de los venla, proclama el triunfo de los vencedores. aplaude la victoria del que recibe los laureles, precede a los conquistadores, anuncia la llegada de los soberanos. como anuncia el nacimiento de los grandes y poderosos de la tierra y los acompaña a la tumba» Así escribía Dauverne, profesor de trompeta del Conservatorio de París en su Méthode de trompette.
