Porgy and Bess es la paloma de las Óperas serias de George Gershwin señala el momento más alto y maduro de su labor creadora. Habría tal vez podido representar el punto de partida de toda una nueva fase en la obra del músico americano si el destino no lo hubiera dispuesto de otra manera. Además el propio Gershwin había expresado casi llorando a un amigo que lo felicitaba en el escenario la noche del estreno Boston “Mi música comienza hoy”.
Hacía ya muchos años que contaba entre sus más ambiciosos proyectos el de componer una Ópera. Le preocupaba la elección del libreto pues necesitaba un texto que rellenara la vida de una gran ciudad norteamericana con una típica familia en el centro de la acción rodeada de una muchedumbre colorida y vivaz de personajes característicos y reales extraídos de la vida diaria.
Al no hallar lo que hubiera podido satisfacer esta imagen ideal e imposible, resolvió emprender otro camino aunque sin renunciar al fondo popular y así pensó en un viejo texto hebreo, Dybbuk. Con su hermano Ira comenzó entonces a realizar un primer tratamiento y a tomar algunos apuntes para la música. Pero se enteró de que el italiano Lodovico recea lo había precedido el provecto de Dibbuk fue definitivamente abandonado.
Parentes recordó una obra teatral que había presenciado algunos años antes en el Theatre Guild con una buena puesta en escena de Rouben Mamoulian. Porgy and Bess, drama en tres actos de Du Bose Heyward y Dorothy Hartzell Kuhns. Se trataba de un espectáculo de gran éxito que había renovado el interés por el relato del que había sido tomado Gershwin al releer la obra y el texto teatral descubrió que la bella y trágica historia de Porgy y de Bess respondía a su gusto y a su sensibilidad. Decidió entonces ponerle música.
No fue fácil para George Gershwin concebir rápidamente el color musical de la futura Opera. Con la Rapsodia in Blue había evocado, en un lenguaje derivado del jazz, a atmósfera encendida y sofisticada de la gran Nueva York; con Un americano en París, la impresión alegre y desencantada, causada por un determinado París; con el Concierto en fa, el recuerdo de un decaído gusto romántico reavivado en el nuevo ritmo; con la Obertura cubana, la imagen convencional de un ecuador casi de night dub. Para Porgy and Bess era necesario, en cambio, descubrir el perfume violento y delicado, noble y vicioso, resignado y rebelde de la vida negra en los Estados del Sur. Gershwin no vaciló y abandonó Nueva York, abandonó Broadway y Tin Pan Alley y se trasladó en compañía de Du Bose Heyward entre los negros de South Carolina, los pescadores y estibadores de Charleston a los mismos lugares para alternar con la misma gente entre la que se desarrolla la historia de Porgy y de Bess.
En dos meses recogió gran cantidad de material original y comenzó el primer esbozo de algunos números corales. De regreso a Nueva York y luego, en Florida cumplió en siete meses la escritura de las partes vocales; otros nueve meses necesitó para la orquestación y la definitiva revisión. Las setecientas páginas del manuscrito fueron entregadas al copista la víspera de la Navidad de 1934. A causa de una serie de inconvenientes el estreno no pudo realizarse en el Theatre Guild que había solicitado estrenarla; se eligió entonces, con notables muestras de coraje, la austera y conservadora Boston. El espectáculo obtuvo éxito para el autor y los intérpretes; muchos fueron los llamados después de cada acto y entusiastas, al día siguiente, las críticas de los diarios. Una semana más tarde la obra se presentó en el Alvin Theatre de Nueva York donde se repitió el éxito de Boston.


