Un encuentro esperado

Manuel de Falla pertenece a la generación de aquellos compositores que innovaron profundamente el lenguaje de su tiempo fue la generación de Schoenberg (1874)
Ravel (1875), Bartók (188D) y Sadowsky (1882) Gon avda de su padre, un próspero comerciante, muy ambicioso en lo referente a la educación de sus hijos (además apasionado admirador de la Ópera aliara cuyas transcripciones ejecutaba en o armonio). de se madre catalana una buena pianista. De Palla Inicio pronto sus estudios musicales integrándose a la vida musical de su ciudad maral donde predominaba la Ópera italiana (representada sobre todo por Rossini y Bellini) 1 la fran cesa Su primer recuerdo sobre música teatral se refiere a una representación de Lucia de Lammermoor realizada la noche siguiente a la del Fausto de Gounod. Además, d mayor florecuruento de la vida musica en España le permite tomar contacto con obras de Haydn Mozart Beethoven, Saint Saens, Grieg y tambien Chopin por quien sentirá más tarde especial devoción como lo prueba su Balada de Mallorca escrita en sus últimos años, basada sobre temas de la Balada en fa menor del gran compositor romántico. Este ambiente en el que la música era, sobre todo espectáculo influyó poderosamente en Manuel de Falla quien desde su militancia se nutrió de la auténtica pasión por el teatro que lo acompañaría durante toda su vida. A los siete años el músico reconocería más tarde que toda su vida se desarrollo en ciclos de siete años De Falla se divertía poniendo en escena, en un teatrillo de títeres, las aventuras de don Quijote y su fervorosa fantasía lo llevó a la creación de Colón la ciudad imaginaria donde la vida real se mezclaba a la irreal de una civilización legendaria sumergida en el Atlántico. Estos motivos aparecerán en abras de su madurez artística: las quijotescas aventuras y el teatro de títeres en el Retablo de maese Pedro y la leyenda de una antigua civilización en la Allantido, donde aparece la fabulosa historia de las columnas de Hercules y al viaje de Colón a América.
Ante el temperamento musical del niño, sumamente sensible, su madre le dio las primeras lecciones de piano y con él se presentó en público ya en 1885 ejecutando Las siete palabras de Cristo de Haedo. De Falla realizó luego estudios musicales más disciplinados con Elisa Gallazo en piano y posteriormente con Alessandro Odero y Enrique Broca en armonía y contrapunto. A su vez asistía con sus padres a las periódicas reuniones musicales en casa del comerciante Salvador Viniegra discreto violoncelista y amigo de Saint-Saèns se y al salón de Quirell, un comerciante de pianos; en estas oportunidades presentó durante los años 1885-1895 sus primeras composiciones de cámara (una Melodía para violoncelo y piano, un Andante y Scherzo para cuarteto con piano y una Fantasía para flauta, arcos y piano inspirada en el poema “Miela» de Mistral). A los 14 años, con el fin de proseguir sus lecciones con el pianista José Trago, había comenzado a asistir con cierta regularidad a las clases en el Conservatorio de Madrid, ciudad a la que su familia se trasladó en 1896. En 1899 Falla obtuvo el primer premio de piano en el Real Conservatorio de música y declamación, habla compuesto entre tanto tres páginas pianísticas (Serenata andaluza. Vals capricho y Noc turno) comenzando a tener cierta notoriedad sobre todo despues de su canción Tus ofillos negros (con testo de Cristóbal de Castro) y del Alegro de concierto para piano que obtuvo una mención en un concurso organizado por el Conservatorio de Madrid en 1902 (el primer premio correspondió a Granados).


