Su marcado acento étnico fuertemente caracterizado, personal sin duda, casi diríamos exclusivo, tiene como consecuencia esta posición ideal de su difícil sinceridad, como si la autenticidad de su lenguaje se limitara deliberadamente a presagiar más que a tentar nuevos horizontes. Lo detienen las convenciones románticas pero también lo hace desistir la herencia del clasicismo recuperado retrospectivamente, sobre todo en la producción sinfónica.
Algunas referencias directas de Sibelius son interesantes a este respecto admiraba a Tchaikovsky aun advirtiendo en él la incapacidad de «pensar en perspectiva” en la forma sinfónica, plena de sugestivos episodios líricos pero carente del «epos»*
de aquél que él descubrió en Brahms y en Bruckner, aunque juzgados poco expertos en el lenguaje orquestal donde en cambro descollaba (excluyendo al dios Beethoven)
Mozart y Mendelssohn
Para confirmar esta predilección, Sibelias afirmaba: «Cuanto más envejezco, más clásico me vuelvo. y más me convenzo de que el Clasicismo es el camino del futuro, las últimas palabras presentan sorprendente analogía con la conocida concepción de Busom relativa al Nuevo Clasicismo. Así en su sinfonismo Sibelius trata de lograr un equilibrio, para el difícil, entre la manera romántica la natural volubilidad de continuos gérmenes creativos. Asimismo los viajes y los contactos europeos solamente contribuyeron a reafirmar esta tenaz independencia. En cierta carta manifestó su entusiasmo por París donde encontraba aquellas condiciones de independencia y de soledad que le brindaban las tierras del norte así como en Italia para componer en una villa de Rapallo (1902) sin que lo molestaran, su Segunda Sinfonía, mientras en Londres, en 1909 después de escuchar mucha música nueva (Debussy y Schoenberg entre otros) llegó a una conclusión definitiva Todo lo que he escuchado confirma la idea por la que he trabajado y sigo trabajando?. Debussy a quien conoció personalmente en tal circunstancia, no le pareció a este hombre firme y seguro ni grande ni profundo» aunque para él la obra del músico francés fue una palabra pronunciada en el momento justo**. Además al dialogar con Mahler, en 1907, quien afirmaba que la Sinfonía debía ser un mundo y comprender el universo, Sibelius le replicaba resueltamente que era tan sólo música. estilo y lógica compuestos en una determinada forma. A través de estos contactos se perfila el hombre atento, en el contradictorio vocerío del mundo, al llamado de la voz de la naturaleza, pero de una naturaleza enteramente «suya’ Aislar ese llamado entre paisaje y cielo, entre fijas perspectivas naturales aunque amplias y plenas de recuerdos, permitirá sólo el encuentro con sus obras programáticas y descriptivas, con su Poema sinfónico más que con su sinfonismo Debemos anticipar que Sibelius, después de su intento en el teatro con La niña en la torre, de 1896, expresaba su propia medida de decadentismo europeo y refinamiento psicológico en sus muchas y a menudo felices páginas para la escena, como la de Pelléas et Mélisande o La tempestad sobre textos de Maeterlinck y de Shakespeare. Pero el auténtico mensaje del Norte, de una tierra imaginada con humanidades irreales, evocadas en amplios y solitarios paisajes, este mundo pleno de acentos modales y étnicamente remotos, es entendido por Sibelius en el sentido de aquella fabulosa prehistoria que anima también ciertas obras teatrales de Björnson, Ibsen, Strindberg y hasta cierta cinematografía de Dreyer y Bergman. En suma, según una influencia solemne de mitos, después de angustiosas seducciones decadentistas. En tal sentido también la copiosa como desconocida obra coral posee el sello personal de Sibelius que encuentra en el medio instrumental el mismo timbre envolvente y reflexivo. Surge así de la producción orquestal de Sibelius una sugestión remota y primigenia, a veces tenebrosamente grandiosa, otras lírica y abstracta, mística o vehemente que supera el vínculo programático del Poema sinfónico o el descriptivismo de la Sinfonía y unifica estos dos géneros orquestales, diferentes sólo por intensidad de significado y de contenidos espirituales.


