La tercera sinfonía

La tercera sinfonía

Al dedicar a Liszt esta su tercera y última Sinfonía, Saint-Saens ha procurado con éxito adaptar el formalismo tradicional a la estructura típica del Poema sinfónico constituido por diversos episodios vinculados entre sí. Esencialmente esta Tercera Si fonta está compuesta de tan solo dos partes a su vez bipartitas (la primera comprende un Allegro y un Adagio y la segunda, un Scherzo y un Finale) donde la unidad de la inspiración está asegurada por la adopción de la forma cíclica o sea el retorno periódico a un único tema en los varios episodios, procedimiento que aclara la sabia elaboración temática y contrapuntística del músico. Después de una breve introducción constituida por pocos acordes modulantes comienza el Allegro moderato con un tema crepitante y agitado de los arcos, coronado por mendelssohn años llamados de las trompetas. La línea emotiva de este tema se aplaca en el expresivo segundo tema, de tinte casi frankliano, que sin embargo no oculta reminiscencias de la Renano de Schumann. Pero todo el discurso es ferviente y cerrado, abriéndose en la sección del desarrollo con un motivo coral de entonación mística retomado por el narrativo segundo tema, ahí donde el primero se condensa en una contracción rítmica que lo aísla entregándolo al sucesivo Poco adagio. En este segundo movimiento interviene el órgano con una función de acompañamiento para conferir mayor nobleza al discurso denso y elocuente de los arcos, así como acentos de misticismo al clima penetrado de vago naturalismo Resulta una página concentrada, espiritualmente elevada, articulada en el binomio naturaleza-iglesia tan propio del Romanticismo tardío, no sólo francés, que recuerda a Bruckner y al más próximo Franck. Retorna espectralmente rítmico el tema inicial de la Sinfonía para concluir cíclicamente esta primera parte.

Un tema tosco y claro de Scherzo interviene para abrir la segunda parte de la obra, enfatizado por golpes de timbal; pero también aquí los arcos y después las maderas, proponen una variante del tema inicial de la Sinfonía que conduce a una cima dinámica no exenta de dramáticos ecos beethovenianos. El Trío se presenta airoso y ligero en las volutas del piano concertante que da a la página un aliento más extravertido y ciudadano. Un segundo Trío mezcla acentos severos de coral a un etéreo fugado de los arcos, basado una vez más sobre el tema inicial de la Sinfonía. El órgano en pleno confiere en seguida acentos majestuosos al último Allegro donde los arcos enuncian un vigoroso fugado*. Pero el tema inicial es propuesto con carácter remoto y absorto antes de converger suntuosamente en una especie de fanfarria. Una segunda idea temática de tono pastoral, lleva el oportuno claroscuro a una página compleja que evoca, entre los varios fragmentos temáticos, también el Dies Irae. El delicioso segundo tema es después abatido por el ritmo de cabalgata del primero, sostenido por acordes: la construcción se eleva así en pirámide culminando en una grandilocuente fastuosidad.

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