Entre la clave y la Música de iglesia
Los primeros contactos de Franz Joseph Haydn con la música se produjeron a la sombra de las sacristías o de las naves de los templos, como había acontecido durante siglos a generaciones enteras de compositores hasta llegar a los albores del Romanticismo (Beethoven fue uno de los primeros en quebrar la tradición). De familia muy modesta pero aficionada a la música, Haydn encontró en su padre a la persona que favoreció sus inclinaciones musicales cuando lo confió al cuidado de un maestro de escuela, Mathias Franck, con quien el niño comenzó a ejercitarse en el canto y en algunos instrumentos. A los seis años el pequeño Haydn nacido en la aldea de Rohrau en 1732 hizo su debut como timbalista: el 4 de junio, durante los festejos en honor de San Florián, «Sepperl* (diminutivo familiar de Joseph) sustituyó al timbalista que había muerto inesperadamente. El talento del niño comenzaba a alcanzar cierta resonancia: al año siguiente, 1739, Georg Reutter, compositor de la corte y Kapellmeister* en San Esteban en Viena, se llevó al niño consigo después de haberlo escuchado y lo ubicó como cantor en la Singschule»* de la Catedral. Entre sus maestros, además de Reutter se contaron también Johann Adam Gegenbauer e Ignaz Finsterbusch, diestros en el arte del canto. Durante los diez años que pasó como puer cantor esbozó sus primeras composiciones sacras en su mayoría entre ellas una Salve Regina a doce voces.
Pero la Iglesia no podía ser su eterna fuente de apoyo económico y a los 17 años Haydn comenzó a cambiar la voz que se asemejaba, como lo había advertido la emperatriz María Teresa, a la de un gallo. Forzado a abandonar la escuela de San Esteban, Haydn se las arregló para sostenerse durante algún tiempo antes de encontrar una pequeña habitación donde dispuso de un instrumento de teclado (no se sabe si clave o espineta) y compuso su primera Missa Brevis en fa mavor. Siguió después una fructífera época de trabajo con Niccolo Porpora, el celebrado maestro que lo instruyó en el canto, en la composición y en el idioma italiano a cambio de que actuara al clave como acompañante de cantantes.
Para Haydn que en parte era autodidacto fue fundamental la lectura del Tratado sobre el arte de tocar el clave de Carl Philipp Emanuel Bach los pocos meses que estudió junto al maestro italiano fueron muy importantes para el conocimiento de los estilos vocales e instrumentales del momento; al seguir a Porpora, Haydn pudo también entrar en contacto directo con Dittersdorf, Gluck y Wagenseil gracias a quienes se puso al día acerca de las características estilísticas de la denominada escuela de Mannheim y de las escuelas vienesa y milanesa (particular-mente de Sammartini).
Nos hemos detenido en las primerísimas fases de la creatividad y de la carrera de Haydn, para señalar que la música sacra (en la cual, por otra parte él se inició) no fue para el futuro maestro un género particular. mente propia, original, donde poder cultivar sus mejores dotes creativas.
En efecto, si se excluye el tardío, espléndido florecimiento de las seis grandes Misas compuestas entre el siglo XVIII y el XIX, las contribuciones de Haydn a la música sacra son más bien irregulares, separadas por largos lapsos. Después de su juvenil prueba de 1749-1750, pasaron no menos de quince años antes de que el músico escribiera otra Misa, pero no deja de advertirse que casi todas las creadas posteriormente (incluidas las obras maestras maduras como la Theresienmesse, la Harmoniemesse, la Missa Sancti Bernardi de Offida) anticipan la presencia del órgano como instrumento de ripieno o inclusive en función concertante, como en el caso de la Missa Solemnis compuesta en 1766 y llamada justamente, Grosse Orgelmesse. La del órgano es una presencia nada insólita entre los instrumentos usados para una Misa, pero consideramos necesario destacar pues se tienen escasas noticias sobre la vinculación de Haydn con ese instrumento, Sabemos que en calidad de puer cantor de la Catedral de San Esteban no le era permitido tocar el órgano pero una vez separado del coro, alrededor de los veinte años Havdn fue organista en la capilla del conde Haugwitz y los domingos tocaba frecuentemente el órgano durante las ceremonias sacras en varias iglesias de la capital austriaca.


