Entrevista a Francisco Sguera, entre la Abogacía y la Luthería

Entrevista a Francisco Sguera, entre la Abogacía y la Luthería

En un mundo donde las profesiones a menudo se definen por líneas claras y perfiles bien definidos, existen individuos que desafían esos límites, fusionando pasiones aparentemente dispares. Francisco Sguera es uno de ellos. Abogado de profesión, su pasión por la música lo llevó a explorar el intrincado arte de la luthería. En esta entrevista, Francisco nos sumerge en su viaje, revelando cómo las cuerdas de un instrumento y las palabras de la ley se entrelazan en una melodía única en su vida.

¿Cómo es que un abogado se adentra en el mundo de la luthería?

Desde siempre, la música ha sido una vía de escape para mí, incluso durante mis años de formación en Derecho. La fascinación por la música no se limitaba a escucharla o tocarla, sino que quería comprender la esencia de los instrumentos, la magia detrás de cada sonido. Esta inquietud me llevó a explorar la luthería, un oficio que combina técnica, arte y ciencia.

¿Cómo fue tu proceso de aprendizaje?

Comencé de manera autodidacta, aprovechando recursos digitales y libros especializados. Pero con el tiempo, la complejidad y riqueza del arte me llevaron a buscar mentoría con luthieres experimentados. Bajo su tutela, pude profundizar en técnicas, herramientas y secretos del oficio.

¿Existe algún instrumento que te haya atraído particularmente?

Inicialmente, mi pasión giraba en torno a la guitarra. Pero a medida que me sumergía en la luthería, otros instrumentos de cuerda me atraparon. Cada instrumento, ya sea un violín, un chelo o una mandolina, presenta desafíos y características únicas que me impulsan a seguir aprendiendo y experimentando.

En tu proceso, ¿cuál fue el desafío más grande al crear instrumentos?

Definitivamente, la acústica. No basta con construir un instrumento estéticamente hermoso. Debe tener una sonoridad perfecta. Aprender a equilibrar materiales, formas y técnicas para lograr esa armonía sonora ha sido uno de los retos más grandes y gratificantes.

¿Cómo ha evolucionado tu técnica en la luthería a lo largo del tiempo?

La práctica constante ha sido clave. Pero también he buscado continuamente oportunidades de formación, asistiendo a talleres y seminarios. El feedback de músicos profesionales ha sido invaluable, ofreciendo perspectivas que permiten refinar la calidad de cada instrumento. Además, la tecnología ha abierto puertas a nuevas técnicas y herramientas que han enriquecido el proceso de creación.

Al ser abogado y luthier, ¿encuentras similitudes entre ambas profesiones?

Aunque en superficie pueden parecer disciplinas diametralmente opuestas, ambas requieren una atención meticulosa al detalle y un compromiso profundo con el oficio. En ambos campos, es crucial interpretar y entender estructuras, ya sean legales o sonoras, para crear y argumentar.

Finalmente, ¿Qué consejo darías a quienes desean explorar el mundo de la luthería?

La luthería es un camino de constante aprendizaje. Mi consejo sería sumergirse con pasión, ser paciente y aprovechar cada oportunidad de formación. Encontrar un mentor o una comunidad de luthieres puede ser de gran ayuda. Y, por encima de todo, confiar en el proceso, celebrar cada avance y aprender de cada error. Es un viaje apasionante que combina habilidad, arte y ciencia en cada paso.

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