Usada en la Edad Media y en el Renacimiento como instrumento solista, la flauta fue introducida por primera vez en una orquesta para el ballet Le morphe de l’amour, escrito por J. B. Lully en 1681. Las primeras sonatas para flauta traversa de J. O. Schikard datan de 1715, mientras que en la forma de Concierto, la flauta aparece en 1721 en los Conciertos brandenburgueses de J. S. Bach. En el segundo y cuarto conciertos aún se emplea la flauta dulce, pero en el Concierto N° 5 ya se incluye la flauta traversa.
Una figura destacada en la música instrumental del siglo XVIII fue el flautista y teórico Johann Joachim Quantz (1698-1773), maestro del rey de Prusia Federico el Grande y autor de más de trescientos conciertos para flauta. Su tratado de 1752 es una fuente importantísima para conocer la técnica del instrumento y su práctica de ejecución. Todo el siglo XVIII abunda en composiciones para flauta, instrumento que disputa al violín la primacía entre los solistas en los pasajes de virtuosismo.
De los autores que escribieron durante el siglo XVIII y compusieron música para flauta se pueden destacar a C. F. Handel, P. J. Maydn, C.11. Grau, P. A. Locatelli, O. Platti, G. B. Pergolesi, G. Partini, 11 Boccherini y B. Calupi, además de los ya citados.
Mención aparte merece el caso de W. A. Mozart, quien aunque tenía poco interés hacia la flauta, compuso dos Conciertos para flauta (K.313 y K. 314), el Andante K 315 y cuatro Cuartetos para flauta y arcos a pedido del indo-holandés De Jean. Aunque la composición de estos trabajos fue lenta y muchas veces requerida por su padre, no se refleja en ellos la antipatía de Mozart hacia la flauta.
Por su brillante agilidad, plena de gracia, su adecuación al estilo «galante» y su amplia y sugestiva contabilidad capaz de interpretar los más diversos sentimientos, la flauta se adueñó de la música instrumental del siglo XVIII y apareció también en los Oratorios (como el célebre Oratorio de Navidad de Bach) y en los melodramas (Orfeo de Gluck).


