EL ALMA DEL ÓRGANO – LA ENTONACIÓN Cada órgano ha escrito A. Merklin posee un alma más o menos bella, un algo intangible, espiritual, que no se ve pero se siente: la entonación. Posiblemente es más fácil parafrasearla que definirla, deducir su valor por analogías. Es aquella operación que transforma al órgano de aparato en instrumento musical y algunas veces en obra maestra ¿Cuál es el secreto de los trolines Stradivarius? Por mucho que se conjetura o se realicen experiencias sobre la calidad y el estacionamiento de la madera o la composición química de los barnices, aquella voz sólo se desprende de los instrumentos a los que el gran sermón se ha dotado de un alma excepcional! Creadores por mandato de su genio artístico aunque ignorados por el mundo profano Antegnati y Silbermann, Cavaillé Coll y Vegezz – Bossi y muchos otros han infundido nos a órganos famosos o modestos 1002 que se transmite en el tiempo con ecos y nostalgias de eternidad. Se podrá pues definir la entonación (entonación en francés corresponde a harmonisation como el arte de producir en la mercia de los tubos el timbre característico y el equilibrio sonoro que mejor expresan la concepción ideal del artista. No pueden existir métodos o esquemas exhaustivos e inflables para la obra de arte es el organero quien llevado de su intrusión. aplica leyes físicas conocidas e ignotas, neutraliza las interferencias, valora las relaciones, gradúa la intensidad, desarrolla los volúmenes, escucha el registro )
predispone la amalgama en que se resuelven los timbres individuales. El aparato mecánico y científico es indispensable como base o como medio, pero al fin es la sensibilidad la que lo lleva a la inspiración estética, don bastante raro en el orden natural. En efecto, si es frecuente encontrar un organero no siempre se encuentra al auténtico entonador!


