Desde la memoria de Oscar Valles

Desde la memoria de Oscar Valles

Generoso en el trato, fue uno de los más grandes creadores del medio: Oscar Valles revisa el tiempo esplendoroso donde se multiplican nombres, anécdotas y sentimientos personales.

«En las audiciones de radio, durante el día y todos los días, había un gran desfile de artistas. Por ejemplo Félix Pérez Cardozo y su conjunto, Linares-Canale, Alejandro Villamayor, con Gamarra, Tito Fernández y el dúo Valles- Correa.

“Era un deleite, a cualquier hora, sintonizar una emisora y tener la voz criolla de Margarita Palacios, que traía la dulzura de su Santa María de Catamarca. Don Mario Pardo y su guitarra gemido-. Daniel Arroyo, la voz romántica del medio- día. La ‘Negra Tucumana’, a la que le decían Sonko-Norte (Corazón del Norte).

«Era infaltable un disco de Magaldi-Noda, Ignacio Corsini y hasta Gardel-Razzano, que en aquella época hacían canciones criollas. El fuelle de Ciriaco Ortiz, con Cacho Zaldívar, el autor de ‘El Humahuaqueño, el dúo Ocampo-Vera, y después Alberto (Ocampo) formando el rubro con Los Changuitos Violineros, que en tándem con Alberto Castelar hicieron bailar a miles de personas que se nucleaba en las cuatrocientas peñas bailables que supo haber sólo en el Gran Buenos Aires.

«Los conjuntos que llegaban de las provincias, como el de Marcos López y sus Troperos de Pampa de Achala, desde Córdoba. El conjunto América, que dirigían José María de Hoyos y Elvirita Tamassi. La inolvidable familia de artistas que estuvo en los mejores escenarios, Los Be- rón; primero en dos dúos, José y Raúl -posiblemente el más dulce y parejito de todos, y después Elda y Rosita. Tampoco me puedo olvidar de Adolfo, que se cansó de vender discos con su conjunto de guitarras.

«En esas mismas audiciones, podíamos escuchar a los tres inolvidables, Pagés, Pesoa y Maciel (el autor de ‘La Pulpera de Santa Lucía’). «Me acuerdo de la cantidad de ‘violeros’ de primera magnitud que estaban disponibles y que sumaban su sabiduría junto a los cantores de moda: por ejemplo, Barbieri, Riverol y Aguilar, las guitarras de Gardel. O el Negro Ayala, Láinez,Ledesma.

«Muchos años después, se produjo la revolución que provocaron Zeballos, Homer y Amaya, los Tres para el Folklore, Pepete Bértiz, Arsenio Aguirre, que anduvo siempre con su ‘Guitarra trasnochada’ (famosa zamba de la que es autor) y nunca la quiso abandonar.

«Es imposible que me acuerde de todos, pero puedo seguir con los Hermanos Herrera. El extraordinario ‘Pulpo’ de Villa Mercedes (San Luis), Félix María, y el ‘Moro’ Villavicencio (Ernesto). «Pero en tren de recordación, cuando se dieron a conocer René y Daniel-definitivamente radicados en Europa actualmente, apareció un aire revitalizador que parece que no se va a agotar nunca.

«Me acuerdo que de los años cincuenta en adelante, empezó a percibirse muy claramente esta multiplicación.

«Por eso creo que mientras haya una guitarra encendida para cantar lo criollo, estamos a buen resguardo.

«Lo tradicional puede ir adoptando otras formas y encarando nuevos estilos, pero nunca debe olvidarse que entre todos estos personajes de los que estamos hablando, está la savia que nos orienta a todos y, sobre todo, a las generaciones nuevas. «Escuchen y verifiquen a los antecesores: van a descubrir que en ellos están las verdades más sentidas y las obras más difíciles de igualar. «Eran otros tiempos… lo sé. Pero gloriosos.»

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