De los tres o cuatro Conciertos para fagot y orquesta que Mozart compuso —dedicados a un aficionado de Munich, el barón Taddeo von Durnitz — sólo se ha conservado el Concierto en si bemol K. 191. Sin embargo, existe un segundo Concierto manuscrito, hallado en Berlín en 1924, que Einstein considera apócrifo.
En cuanto al concierto K. 191, compuesto en 1774 («En Salzburgo el 4 de junio», indica una nota en la partitura), se deduce que es una obra por encargo por el papel predominante acordado al solista y por el tono galante de la obra que acentúa el tipo de amable concierto mundano, entonces en boga. Los acentos orquestales del primer Allegro contienen, en efecto, reminiscencias de la escuela de Mannheim pero tratadas con aquella inspirada alegría típica del Mozart juvenil quien se apropia de un estilo al conocerlo y pronto lo supera. El solista tiene a su cargo un discurso efusivo que al variar de registros va creando giros ágiles o sentimentales que evocan el gusto italiano. El Andante ma Adagio tiene carácter de tierna Serenata y desarrolla una especie de cantabile Romanza con acentos de gran dulzura.
El Rondó final (en «Tempo di Minuetto») recuerda la manera de J. Ch. Bach en la que la supervivencia de la tradición barroca se demuestra en la oposición de los acentos orquestales y los dibujos decorativos del solista, cuyas cualidades tímbricas son aprovechadas con gran habilidad. Pero la expresión graciosa y palpitante que se insinúa en la enérgica y sutil vivacidad de la página es ya completamente mozartiana.


