
Ferruccio Busoni, Lo sguardo tieto», en Tutti gli soritti sulla musica e le aria Milan, Il Saggiatore, 1977
Alguien me dijo con inteligencia que la característica de una partitura de Mozart es que cada músico goza interpretando su parte. La propia puede atribuirse a Saint-Saens en curas obras la parte de cada instrumento está escrita con la misma habilidad y eficacia. Una circunstancia que distingue para su mérito a los discípulos de Mozart es que con clara conciencia de sus posibilidades se abstienen de sobrepasarse.
Sin embargo, en cuanto a Saint-Saens sus posibilidades no eran por der 10, restringidas desde su juventud ya había logrado fama de excelente pias mista y organista en sus posteriores composiciones pard prono se manifiesta entre los pocos que captan exactamente el espintu pronto tico de Liset. En sus años juveniles había escuchado con inteligente atención al minco húngaro, declarando más tarde que la suerte al permitirle escuchar a Liszt, lo consolaba el hecho de haber nacido tan pronto t Saint-Saens no carecía, por cierto de talento natural, Muchas veces me han referido en París como escribid uno nueva obra directamente en parti tura en tanto conversaba animadamente con amigos y huéspedes la partitura resultaba cali gráficamente prolia, pronta para la imprenta. Pareció cultivar la composición como un agradable ejercicio espiritual, era un sereno sacerdote del arte.
Su ánimo estaba aparentemente defendido del asalto de las emociones. O era sentimental en absoluto. Recuerdo uno noche en Bruselas Durante su editor, Ysaye y o lo acompañaban desde su alojamiento hasta el teatro donde tenta Tupar una función de gala con motivo de las cincuenta representaciones de su Sansón y Dalila Todos nos hallábamos en un estado de ánimo aleo solemne Saint-Saen, pareció pensativo De pronto, en mitad del camino, se detuvo y nos rogó disculparla un instante Durante su alto ma estada en Bruselas había dejado un sombrero en arreglo y ahora de seabo retirarlo antes de que el sombrerero cerrará su negocio. No había nada en él de demoníaco o de sagrado. No se elevaban por encima de la tierra pero andaba sobre ella como un man señor era un aristócrata en el reino de la música


